El consultor Ernesto Niethardt, especialista en Empresas Familiares, desarrolla algunas claves para dirigir este tipo de firmas
¿Cómo se debe llevar adelante el gobierno de una empresa familiar? Primero cabe aclarar que por gobierno de una empresa se entiende el sistema integrado por las relaciones entre los accionistas, directores y gerentes, y los procesos a través de los cuales estas partes controlan y dirigen la empresa.
No existen modelos de gobierno que se puedan aplicar de manera estandarizada y uniforme a las empresas familiares. La necesidad de ir incorporando órganos y procesos más formales en el sistema de gobierno de éstas, dependerá de la evolución de la familia y el crecimiento de los negocios de la empresa.
En las empresas familiares, las estructuras de gobierno deben estar diseñadas para proteger los intereses a largo plazo de los socios, permitiendo y asegurando el crecimiento y continuidad de la empresa, promoviendo la armonía, unidad y bienestar de sus socios familiares. Por eso, tanto la empresa como la familia necesitan de un gobierno.
El crecimiento y desarrollo de la empresa generalmente también va acompañado del crecimiento de la familia. Con el tiempo, así como existen los órganos de gobierno para la empresa, también habrá que dotar a la familia de sus propios órganos de gobierno.
En la empresa familiar hay dos tipos de órganos de gobierno, los creados por imperativo legal conforme a tipo societario adoptado por la empresa, es decir la asamblea general de socios y la gerencia o directorio según el caso, y los específicos de la empresa familiar, es decir la asamblea familiar, el consejo de familia, la oficina familiar, la fundación familiar, los comités de formación, etc.
Una cuestión que convendría distinguir en las empresas familiares, es la diferenciación entre las funciones de gobierno y las funciones de dirección o gestión de la empresa. Hay que reconocer que en el comienzo de las empresas familiares estas funciones se encuentran concentradas y unificadas en la persona del fundador, y que en la familia se acostumbra a pensar en el gobierno y la gerencia como si se tratara de la misma función.
Por esta misma razón es algo reconocido que la distinción entre gobierno y gerenciamiento es más difícil de implantar en las empresas familiares que en las no familiares, y que la confusión entre el gobierno y la dirección se considera como una de las trampas peculiares de la empresa familiar. No obstante, con el paso del tiempo y el crecimiento de la empresa, esas funciones deberían tender a separarse y diferenciarse.
La mayoría de las empresas familiares están sub gobernadas, es decir, si bien tienen directorios, sus integrantes generalmente son familiares, amigos o consultores y carecen de miembros independientes capaces de aportar experiencia y conocimientos para mejorar el gobierno de la empresa.
Las asambleas de accionistas, como en muchas sociedades cerradas, son puramente formales, donde los socios escuchan pasivamente los informes de los directivos o lo que es peor, solamente se celebran en los papeles.
Muy pocas empresas familiares comprenden que atender y ocuparse del gobierno de la familia, puede ser vital para la salud y continuidad de la empresa a largo plazo.
La necesidad de contar con un buen sistema de gobierno surge de contemplar las complejidades derivadas de una empresa en la que participan varias generaciones de una misma familia. Muchas veces surgen dificultades por rivalidades y resentimientos entre familiares que se llevaban bien, por no existir una comunicación adecuada, por no considerar los intereses de los accionistas que no trabajan en la empresa, o por una lucha por los puestos en el directorio o las gerencias.
Como consecuencia de estas situaciones, es común que algunos miembros de la familia comiencen a pensar que la única solución a sus problemas, pasa por la venta de la empresa o la venta de su participación.
En estas situaciones, muchas veces la solución esta en una adecuada estructura de gobierno. La familia necesita contar con estructuras que le permitan enfrentar y manejar este tipo de situaciones y conflictos propios de las empresas familiares. Pero no sólo se necesita crear estas estructuras, también deben ser utilizadas; y para ello además de crearlas hay que formar a los miembros de la familia para que puedan participar activamente en ellas y así puedan cumplir la función para las que se crearon.
Las prácticas de gobierno en las empresas familiares suelen evolucionar reflejando las distintas etapas de desarrollo de la empresa y la familia. Esta necesidad de crear estas estructuras específicas y de adaptar la forma de gobierno en el tiempo, es a la vez, una oportunidad y un desafío para las familias empresarias.
Ernesto G. Niethardt
Consultor de Empresas Familiares